SOBRE EL AUTOR:
ENRIQUE OCAMPO nació el 26 de abril de 1995 en Toluca, México.
Entre los premios que ha recibido se encuentran:
-Premio Municipal a la Juventud Toluca, 2012: 1er lugar en la categoría “Cuento”.
-XXVIII Concurso Nacional de Creación Literaria ITESM: 1er lugar en la etapa Nivel Campus en la categoría “Cuento Largo”, Campus Toluca.
-XXVIII Concurso Nacional de Creación Literaria ITESM: 1er lugar en la etapa Nivel Rectoría en la categoría “Cuento Largo”, Rectoría Zona Centro.
-XXVIII Concurso Nacional de Creación Literaria ITESM: Mención Honorífica en la etapa Nivel Nacional en la categoría “Cuento Largo”.
RESEÑA
Escribir y leer son algo muy similar a la vida, se puede jugar con lo ocasional, con lo azaroso, con la posibilidad de no haber existido o de que alguien controla nuestros pensamientos, de vacilar constantemente entre la nada y el ser.
“Salto de fe” me ha situado en un lugar en el que el tiempo puede ser o no el que marca el reloj e impulsarme a descubrir historias de vida, a conocer a personas que hablan un dialecto extraño: ísa sonem o sám y valorar el mañana del ayer; a ser el acompañante más fiel de una mujer de cascadas de caoba y armadura de porcelana en una aventura de catarsis en la cual nos la pasamos rozándonos con los placeres que ofrece Roma de noche en segundos infinitos; a convertirme en el más grande arquero de todos los tiempos y a llamarme Verdel e intentar que mis orígenes y mis habilidades fueran reconocidas más allá de mi Termund porque me abrumaba ser alguien aceptado por las masas y no tal y como era en realidad antes del momento en el que no pude saber si iba a lograr salvar un reino; a querer dormir en una cama triste que esperaba ansiosa ser arrullada por mis latidos; a creer que soy la gárgola más hermosa que ha decorado una catedral y que podré ser la mejor escultura escultora sólo si veo más allá de la rutina de la ciudad en la que vivo; a dedicarle las más bellas palabras a Violeta y tener que lidiar con una lluvia fría de noviembre que parecía no cesar porque en lugar de regalarle rosas le di violetas; a ser el científico más prestigiado que pensaba poblar el espacio exterior y a la vez el más suertudo porque encontré una cámara de tiempo y escapé hacia una época maravillosa; a filosofar como el mejor cardiólogo de Sierra Leona y precisar el sinsentido de la vida, y, en fin, el nihilismo que embebe lo irracional de nuestros actos, si hice un acto irracional o no, ya conocerás el tipo de cuestionamiento moral que hice, y te meteré en el bolsillo: porque sólo el vicepresidente, tú y yo lo sabremos; me libré del narrador de mi vida, fui escritor e inventé la historia de la persona más común que nunca podré conocer bien porque nunca se termina de conocerse uno mismo y lloré por recordar lo que escribí a mi musa eterna como si en ese momento se lo estuviera diciendo al oído. Finalmente elegí visitar cotidianamente las nubes para que mis labios y las estrellas estén más cerca.
Como notarás, tengo dentro de la cabeza como habitante permanente y feroz a la loca de la casa, término que usaba Santa Teresa para llamar a la imaginación. Mi loca de la casa anda todo el día dando vueltas haciéndome creer que soy todos los personajes que antes he mencionado y muchísimos otros más, he vivido todas las vidas que ellos han vivido gracias a las letras que llegan casi como las servilletas que le aparecían a Bill, y no hay ni un sólo instante que no agradezca lo que me han dado a páginas llenas a raudales.
Que como muchos libros más, éste sea un compañero de ruta, compañero para la vida que teme permanecer cerrado por el resto de la ignorancia humana.
Estoy convencido de lo que alguna vez dijo el portugués Fernando Pessoa: La literatura existe porque el mundo no basta, es por ello que no sólo recomiendo leer “Salto de fe” sino que lean todo lo que llegue a sus manos, para que así la loca de la casa pueda acomodarse y poder posar desnuda bajo el sol cuando le plazca, que sean los libros que se van escribiendo día con día y que seamos conscientes de la lo que podría ser una sentencia bíblica de Tomás Eloy Martínez: Somos, así, los libros que hemos leído. O somos, de lo contrario, el vacío que la ausencia de libros ha abierto en nuestras vidas.
Borges dijo que cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es, así es que sepa Enrique Ocampo Osorno que es un escritor y poeta del destino que ha quedado conservado en el cajón de lo más estimado por este lector, como un tatuaje imborrable que he guardado para mí mismo y que se teñirá de colores y tomará vida cada que viaje a través de sus letras, que por lo pronto ya me han robado unas cuantas lágrimas y que, sin duda, generarán una visita detallada y sutil a la imaginación de otros lectores que como yo, no tienen miedo de soñar y apostar por alguien que decidió dar el salto al vacío y representar a la vez un salto de fe, una convicción de que jóvenes como el autor están apenas calentando motores para narrar de una manera ingeniosa los agridulces de la vida-muerte y la postulación de que la realidad es también la trama de la conciencia.
Héctor Caleb Lagunas Rojas
Fundador de Eureka, divulgador científico y cultural-UAEMéx
VENTA Y PREVENTA DE
"SALTO DE FE"
Todos los detalles en las redes sociales del autor: