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"El cuerpo humano en cifras"


El cuerpo humano es la pieza de ingeniería más extraordinaria del planeta, a través del presente te podrás embarcar en un viaje desde los 10 hasta los 50 años de edad a través de las cifras que revelan la asombrosa historia de nuestro organismo, desde nuestro primer beso: momento del que pasamos de ser niños a ser humanos sexuales, hasta cuánta actividad sexual se tendrá y las diferencias reales entre hombres y mujeres.

Al conocer a nuestro organismo a través de cifras, revolucionamos nuestra concepción de nosotros mismos, pues jamás volverá a ser de la misma manera cuando nos veamos en un espejo.


A lo largo de nuestras vidas, nuestro cuerpo realiza maravillas desde el momento de la concepción hasta el nacimiento, de niño a adolescente, de adulto a anciano:

A los 10 años de edad ya habremos alcanzado hacer una serie de cosas extraordinarias, habremos de dominar ciertas habilidades, absorbido mucha información y crecido un promedio de 1.3 metros, lo interesante son las asombrosas transformaciones que atraviesa nuestro cuerpo desde que cumplimos los 10 años de edad hasta los 50, etapa que está dominada por la guerra de los sexos.


Todo comienza cuando nuestro cerebro activa un pequeño mecanismo no más grande que un guisante llamado glándula pituitaria. Este órgano miniatura ocasiona la mayor agitación que nuestro cuerpo jamás experimentará: la pubertad que nos transformará en adultos al activar químicos increíblemente poderosos, las hormonas sexuales.


Las hormonas sexuales no son visibles, ese es el problema, pues no podemos verlas ni tocarlas pero debemos de entender que sin ellas no existiríamos. Las hormonas son nuestras administradoras, pues vigilan constantemente nuestro cuerpo controlando y regulando cada una de sus funciones, son agentes de cambio que afectan la manera en que pensamos, nuestro aspecto, la forma en la que interactuamos con otros, e incluso en el desarrollo de nuestra vida.


Cuando nuestras tres hormonas sexuales, estrógeno, progesterona y testosterona se activan, debemos ponernos los cinturones de seguridad porque a partir de ese momento, el panorama se torna mucho más interesante.La pubertad es cuando pasamos de ser niños asexuales a seres humanos sexuales, lo que es muy importante porque si no existiera esa transición, nuestra especie se extinguiría rápidamente.


A los doce años en promedio, la pubertad de las niñas ya comienza a presentarse y una de las primeras cosas que las hormonas provocarán es un crecimiento más rápido que cualquier otro en toda su vida porque durante la pubertad, los huesos comienzan a crecer velozmente y se le suele llamar fase de estiramiento. En sólo un año, una niña que comienza su pubertad a los doce años crecerá unos nueve centímetros, y al final de la pubertad le sumará a su estatura alrededor de 25 centímetros; la grasa corporal aumentará aún más, un 120%, es decir, un incremento de 0.6 kilogramos al mes, el peso de tres barras de mantequilla y en un año esto sumaría 8 kilogramos, lo suficiente como para untar 600 rebanadas de pan. Sin embargo, la cantidad de hormonas necesarias para ocasionar todos estos cambios en nuestro cuerpo es 100 veces más pequeña que un grano de arena, imagina una dosis de hormonas para cada niña de la Tierra: asombrosamente sólo se necesitaría 3.35 kilogramos.


Las hormonas no sólo nos hacen crecer, ellas nos transforman en adultos literalmente: a las niñas les comienzan a crecer los senos, les aparece vello en el pubis y las axilas, comienzan a pensar en forma diferente, aparece la menstruación y se transforman mujeres, lo que significa que empiezan a ovular y se preparan para reproducirse. Con 12 años de edad, los ovarios de una niña promedio, ya contienen 300 mil óvulos y a partir de ese momento, uno de ellos será liberado cada mes. El óvulo puede convertirse en un embrión si es fertilizado, de lo contrario, será remplazado por otro el próximo mes.


A lo largo de su vida, una mujer libera alrededor de 400 óvulos, pero en esta montaña rusa de emociones hay mucho más que transformaciones físicas; al momento en el que una chica cumple 15 años de edad, sus hormonas ya han comenzado a cambiar la forma en la que aprecia el mundo y eso aunado a su reformado cuerpo, puede abrir un nuevo abanico de prioridades. Ellas tratan de hacer caso omiso a lo que su cuerpo o a lo que sus hormonas les dicen para poder encajar, un ejemplo perfecto sería una chica con anorexia y bulimia, pues no quiere hacer la transición hacia un nuevo cuerpo. Quizá esa sea la reacción más extrema existente, pero la mujer en desarrollo tiene muchas cosas que afrontar: le crecerá vello en donde no lo quiere y su piel será más grasosa, puede ser una etapa traumática e inolvidable para muchas.


Algunas adolescentes experimentan fatiga, cambios de humor e irritabilidad, lo que puede desembocar en muchas lágrimas: hasta los doce años, chicos y chicas derraman la misma cantidad de lágrimas, pero a medida de que las hormonas de las chicas aparecen, éstas comienzan a llorar más a menudo y para cuando cumplen 18, ellas lloran 4 veces más que ellos.

Claro que no es de sorprenderse que lloremos más cuando estamos tristes, lo que representa 49% de nuestras lágrimas, 10% cuando estamos enojados, 7% por compasión, 5% por ansiedad, 4% por miedo y la buena noticia de ellas es que el 21% son por felicidad. Pero claro que las lágrimas son un pobre pago por la cantidad de cambios que le esperan a una adolescente a medida que se convierte en mujer, pero ¿qué hay de los chicos?

Ellos también sufren una alarmante transformación cuando su testosterona aumenta unas 30 veces. Usualmente se dice que a los chicos les gusta la acción, pero sólo hay algo seguro, cuando su testosterona pisa el acelerador, el viaje que les espera es asombroso.


De repente la glándula pituitaria comienza a enviar mensajes diciendo: “despierten testículos, y produzcan testosterona”, y lo hacen. La testosterona es un químico tan potente que la cantidad de ella contenida en el cuerpo del hombre es minúscula, su concentración equivaldría a un grano de sal disuelto en 34 litros de agua y si sumáramos la cantidad de testosterona contenida dentro de cada hombre sobre la faz de la Tierra, sólo obtendríamos 35 kilogramos.


Las hormonas masculinas realmente aparecen a los 13 o 14 años de edad y esto envía a los chicos por una ruta totalmente diferente a la de las chicas. A los 16 años, la testosterona ha estado muy ocupada transformando el cuerpo de un hombre por más de dos años, el primer signo de pubertad en los chicos está representado por el crecimiento de los testículos que crecen de 1.5 a 20 cm3: unas trece veces más grandes; luego el pene del chico comienza a crecer y para los 18 años de edad, alcanza un promedio de 16.5 cm de longitud.


Pero no mucho antes, los chicos ya han comenzado a crear industrias productoras de esperma generando 300 millones de espermatozoides al día, en menos de un mes un chico habrá creado una cantidad de espermatozoides mayor al número de gente existente sobre el planeta. Durante la vida de dos hombres, ellos crearán suficiente esperma como para poblar 571 planetas Tierra, pero jamás podrán lograrlo a menos que sean capaces de expulsar toda esa cantidad para lo cual necesitan una erección. El hombre promedio tiene varias erecciones al día y mientras duerme por la noche, durante toda su vida tiene alrededor de 7, 700 eyaculaciones, pero la pregunta es: ¿cuál sería la sumatoria de todo ese semen?...


Quizá para algunos sea decepcionante, pero durante toda la vida de un hombre sólo se liberará alrededor de 32 litros de semen, pero eso no es lo único de los adolescentes producen durante la pubertad, también comienza a salirle vello por doquier, especialmente aparecerá en el rostro junto a 30,000 folículos lo que quiere decir que el adolescente puede crecerle hasta 30 vellos nuevos por día. Imagina la cantidad de barba que un hombre promedio tendrá que cortar hasta que cumpla los 50 años de edad: 30 mil vellos por día creciendo por 0.4 milímetros, de hecho será mejor que se acostumbre a afeitarse porque para cuando haya cumplido 50 años se habrá pasado la hojilla de afeitar sobre un área equivalente a 320 m2, a menos que no quiera preocuparse por eso y podría adaptarse a tener una barba con vello de más de 9 metros de largo, y si cada hombre del mundo hiciera lo mismo, sería posible tejer una cuerda con sus barbas de 30 mil hebras de grosor lo suficientemente larga como para envolver el mundo 775 veces; pero cuando se habla de las ventajas y desventajas de tener vello en exceso, no todos tienen la misma opinión.


Sea atractivo o no para las mujeres, el vello es sólo uno de los pequeños aspectos de la transformación de los chicos, su cuerpo cambia tan rápido que puede ser difícil reconocerlo pues su mentón, su frente y su nariz sufren ciertas modificaciones, y cuando se trata de crecimiento puro, un hombre podrá superar a su homóloga al crecer alrededor de 30 centímetros durante la pubertad. Si la pubertad durara 10 años, la mayoría de los hombres llegaría a medir más de 2.5 metros, pero no sólo se trata de las piernas y el torso, el cuerpo de un adolescente crece en todas sus dimensiones: los pies, los brazos y las manos se alargan, y las cuerdas vocales se alargan y se engruesan 60% y ahora vibran a una frecuencia más baja haciendo que su voz baje de tono una octava completa; sería como convertir un violonchelo en un contra bajo.


Otro cambio que le aguarda a cualquier chico adolescente y que no es muy bien recibido es el sudor, las hormonas alteran la transpiración lo que resulta en un cuerpo con aroma de adulto, y cuando el adolescente se ejercita puede llenar hasta 6 latas con sudor en sólo una hora. No tiene que ir al gimnasio para generar mal olor, de hecho el aroma de adolescente puede aparecer en los momentos menos oportunos: al sentir miedo o estrés, la hormona de la adrenalina se activa y también lo hacen las glándulas sudoríparas.


Una explosión de adrenalina puede causar manos sudorosas, un corazón exaltado y respiración rápida, así que puede que a un adolescente se le trabe la lengua y demuestre pánico escénico. El olor del adolescente no es lo único que se fortalece, a los 18 años de edad, un chico promedio tendrá un 50% más de masa muscular y 50% menos grasa que una chica de su misma edad. El peso muscular que un chico desarrollará durante el transcurso de su adolescencia es de aproximadamente 6.3 kilogramos.


El cuerpo no es lo único que diferencia a los chicos de las chicas, el hombre tiende a desarrollar el lado derecho de su cerebro más rápido, lo que para algunos expertos resulta en destrezas visuales y espaciales más agudas; en contraste, las mujeres tienden a desarrollar el lado izquierdo del cerebro con mayor rapidez proporcionándoles mejores habilidades para comunicarse: el debate se centra en si estas diferencias u otras se deben a nuestros cerebros o al acondicionamiento cultural.


Las chicas y chicos, en realidad dicen el mismo número de palabras en promedio al día, alrededor de 16 mil, pero algunos estudios indican que la mujer tiende a ser más articulada y a usar un vocabulario más amplio; por otro lado, los chicos han demostrado hablar más despacio y con frases cortas, algo sorprendente, pues la testosterona hace que los hombres sean muy inquietos.


La pubertad transforma chicos y chicas en entes cargados de sexualidad, y poco después de eso comienzan a emparejarse: la imagen pública es cuidada y se empieza a relacionar aún más con el sexo opuesto.


Las mujeres se preocupan porque sus 1.6 m2 de piel estén impecables cuando tienen una cita, eso no es tan fácil como parece, porque cada cm2 contiene 32 millones de microorganismos vivientes, prácticamente la población de California: esto significa que hay más organismos viviendo sobre nosotros que gente sobre la Tierra.


Tanto hombres como mujeres perdemos aproximadamente, 80 cabellos al día; la buena noticia es que se regeneran y tenemos una ventaja de 100 mil que crecen a una tasa de 0.3 milímetros al día. Si hacemos una sumatoria obtenemos 30 metros por cada 24 horas, eso significa que en sólo dos meses nos crece alrededor de 1.6 km de cabello, y en un año hasta 10 km.


El cabello es una de las fibras más resistentes de nuestro cuerpo, sorprendentemente una sola hebra puede soportar un peso de 99 gramos y todos nuestros 100 mil cabellos juntos pueden soportar una carga de 10 toneladas.Tenemos alrededor de 200 pestañas en cada ojo, pero casi nunca nos detenemos a pensar cuántas de ellas producimos a lo largo de nuestra vida: podríamos armar un camino de 14 metros de largo con nuestras pestañas y hablando de cosas pequeñas, ¿qué pasa con nuestras uñas?



Las uñas son pequeñas pero vitales, imagina la vida sin ellas: cosas tan comunes como pelar una naranja o abrir una navaja serían imposibles. Cuando nos preparamos para una salida, la excitación se convierte en otro de los atributos que podemos hacer brillar.

La excitación en términos de una explosión de adrenalina, que ocasionará sudor en las manos, un corazón acelerado, rápidas respiraciones y sensaciones intensificadas que indican que estamos listos y receptivos nos convierte en magnetos humanos, y a medida que nos acercamos reaccionamos ante el olor del otro: un olor accionado por químicos especiales llamados feromonas.


Las feromonas son químicos producidos por nuestro cuerpo y son esparcidos en el aire para atraer a la pareja, se dice que Marilyn Monroe olía bien pero además de cualquier perfume que haya podido aplicarse, su olor natural era muy atractivo.Si ya se atrajo a una pareja, el siguiente paso es el tacto, el más íntimo de los sentidos. Estamos cubiertos por 500 mil detectores táctiles, es un número muy grande y si representamos cada uno de los detectores con una letra “X”, entonces para simbolizar los 500 mil que poseemos tendremos que mantener presionada la tecla de la computadora por 12 horas y media.


Todos los sensores están esparcidos por el cuerpo, pero son particularmente numerosos en las yemas de los dedos: podemos contar dos de ellos por menos de un milímetro, 3 mil detectores táctiles en cada yema.Otro lugar tan sensible como las yemas de los dedos son los labios, y si corremos con suerte, según estudios demostrados, podremos quemar hasta 26 calorías por minuto al besarnos, sin importar que hay más microbios en nuestras bocas que gente en los E.E.U.U y Canadá.


A los diez años de edad no podíamos imaginar la vida como adultos, ahora supongamos que han pasado 15 años y quizás ya hemos olvidado como éramos a los 10.

Han pasado tantas cosas que nuestros cuerpos son 30 cm más altos, dos veces más pesados, tenemos al menos 50 millones de células cerebrales menos y hemos sido controlados por más de 200 hormonas que ahora se han establecido pero aún un hombre de 25 años sigue ocupado porque desde la pubertad se ha ido liberando una hormona hacia su torrente sanguíneo cada 90 minutos que activa la producción de esperma.


Cada esperma se alimenta por 74 días antes de estar listo para ser liberado, con sólo 0.05 milímetros de largo podríamos decir que los espermatozoides son relativamente pequeños, pero si pusiéramos a todos los de una eyaculación en fila, formarían una línea de 19 km de largo y si vemos a cada uno de ellos como un auto, entonces con una eyaculación el tráfico iría desde Nueva York hasta Londres y viceversa 170 veces.


Si ahora relacionamos las veces que una pareja de 30 años tiene relaciones sexuales, la cantidad de relaciones en un año sería 112 veces, y en cada ocasión alrededor de 400 millones de espermas serán liberados, casi todos ellos toman vías equivocadas o no nadan lo suficientemente bien: sólo 200 llegan a su destino, y de todos ellos, sólo uno es necesario para fertilizar el óvulo de la mujer, el resto no son más que sobras.


Una mujer fértil tiene 25% de probabilidades de quedar embarazada si logra concebir en el momento justo, dos días antes de la ovulación y si sale exitosa, apenas trece semanas después, durante su primer ultrasonido, verá con claridad el desarrollo de su bebé en el vientre, y de ahora en adelante su corazón tendrá que bombear 30-50% más de sangre, sus pulmones tendrán que aspirar de 15-25% más de oxígeno y durante 9 meses, la futura madre quemará alrededor de 545 mil calorías: energía suficiente como para encender 10 mil cafeteras eléctricas hasta llegar al alumbramiento, el cuerpo de la mujer debe de sufrir asombrosas transformaciones: el útero de la madre volverá a encogerse hasta llegar a su tamaño original y pesará no más de 70 gramos, inmediatamente después que el niño nace la madre perderá 5.4 kilogramos de peso y su cuerpo experimentará un decaimiento de hormonas sexuales y el volumen de sangre bombeado a través de su cuerpo, regresará a la normalidad.


La capacidad de recuperación de nuestro cuerpo es impresionante, y así debe de ser ante las exigencias de un niño pequeño.A los 30 años el hombre puede haber pasado su mejor estado físico, pero sus huesos están en su punto más resistente: la cantidad de personas que un fémur de un hombre de 35 años podría soportar es de 21 personas, casi dos equipos de fútbol americano; pero después de los 35 los huesos de un hombre jamás volverán a ser así de fuertes.


Llegamos ahora a los temidos 40 en los que se empieza a sentir cambios en el metabolismo, se requieren 120 calorías menos diarias, los termostatos del cuerpo no funcionan tan bien y se siente cansancio con mayor facilidad. La habilidad de aspirar aire hacia los pulmones, se atrofia y la capacidad de los pulmones disminuye 40%, después de los 40 años, mucho de nuestro tejido interno y externo de nuestro cuerpo se vuelve menos flexible, se pierde elasticidad en los ojos y nos volvemos hipermétropes, el globo ocular es menos elástico y no logra enfocar.


La gente con 50 años dice que tiene que poner el periódico en el piso para poder leerlo, y esta falta de elasticidad también afecta a nuestra piel. Desde el momento en el que despertamos la capa natural de nuestro cuerpo se estira y retuerce, nuestra piel ha sido flexible a lo largo de nuestra vida gracias al colágeno, una proteína de gran fuerza elástica que ahora comienza a agotarse.



A los 40 años nuestro suministro de colágeno está bajo ataque así que nuestra piel se hace más fina y arrugada, las células se corrompen o envejecen.


1.8 m², de envoltorio de plástico transparente representa la cantidad de piel que mudamos cada tres semanas y durante los 40 años de edad eso aumenta a 174 envoltorios.


A los 40 años nos damos cuenta que la resaca que podíamos superar cuando teníamos 20 años, puede hacer que sea algo insoportable de aguantar: el alcohol es como un veneno para nuestro cuerpo pero el hígado puede desintoxicarlo para ser metabolizado pero si el hígado se ve ahogado y los niveles de alcohol empiezan a elevarse, todo el cuerpo empieza a sentirlo.


El hígado no es el único que trabaja tiempo extra, los riñones deben de luchar con toso esto, ellos filtran 181 litros de sangre al día extrayendo urea y minerales para expulsarlos a través de la orina hasta 1.7 litros diarios. A los 40 años el nivel de filtrado de los riñones disminuye 1 litro de sangre por hora, y quizás la sensibilidad a algunos tipos de alimento aumente.


Surge la menopausia en las mujeres que es la desactivación de las hormonas de la pubertad, suele haber depresión y el ciclo menstrual de la mujer se detiene lentamente. Los hombres se quedan calvos, la libido disminuye y suelen haber accidentes comunes, además de que surge la andropausia, proceso homólogo a la menopausia. Y así es como el cuerpo se prepara para finalmente convertirse en polvo enamorado.

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