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"¿Por qué no nos podemos hacer cosquillas a nosotros mismos?"

Invito al lector a hacer la prueba: tóquese el cuello, la parte inferior de las axilas, la planta de los pies, los costados del abdomen, y pruebe al contactar con sus dedos aquellas partes, si le provoca cosquilleo. Habrá algunas personas que sí sienten un cosquilleo, pero nunca será tan intenso como aquel que se siente cuando alguien más nos da las cosquillas, ni les hará reír. Sabemos que hay regiones en las que se sienten más cosquillas que otras, hay quienes casi no sienten cosquillas en el abdomen, pero quizá se retuercen si les tocan los pies, la nuca, u otras partes. ¿A qué se debe esto?...


Para responder a esta pregunta primero hay que entender cuál es la base de las reacciones del cuerpo de un individuo. ¿A qué se debe que nos ríamos al escuchar un chiste, al recibir cosquillas; a qué se debe que se nos escapen un par de lágrimas si recibimos un fuerte golpe; a qué se debe el pestañeo? Todas las reacciones del cuerpo de un animal son producto del funcionamiento de su sistema nervioso. Y la principal característica del sistema nervioso son señales: impulsos eléctricos que se esparcen por todo el cuerpo, de manera instantánea. Es tan rápida la transmisión de una señal en el sistema nervioso, que uno suele tardar mucho en hacer conciencia de ésta. Incluso se puede llegar a olvidar que se está recibiendo un impulso, y así se parpadea y se respira sin pensarlo. Es curioso tratar de hacer conciencia de los parpadeos y de la respiración: si nos concentramos demasiado tiempo en estas actividades, quizás se nos olvide la necesidad de comer o de ir al baño; pero el cuerpo nunca olvida parpadear o respirar.


El sistema nervioso se le suele dividir en dos partes: el sistema nervioso central (SNC), y el periférico (SNP). Como estos nombres lo sugieren, el SNC es la componente de células nerviosas distribuidas a lo largo del “centro” del sistema nervioso, esto es: la columna vertebral. Y el SNP es el componente distribuido entre los distintos músculos que encierran o liberan las estructuras que nos aíslan, o nos ayudan a interactuar con el medio ambiente. Y el órgano que reúne a las células que mandan a todas las integrantes del sistema nervioso, es el cerebro. En sí estamos hablando de una estructura muy compleja, no por nada los volúmenes de anatomía humana suelen ser enormes. Pero basta que nos concentremos en el SNP en este caso, pues tratamos de entender las reacciones que el cuerpo hace ante estímulos externos (como las cosquillas), justa función del SNP.


Como se ha mencionado, el SNP está conformado por aquellas células distribuidas entre los músculos que, al contraerse o dilatarse, abren o cierran ciertas estructuras que bien pueden aislar al organismo del exterior, o bien pueden ayudarnos a interactuar con éste. Algunos ejemplos de músculos que al moverse aíslan a nuestro interior son los párpados, las vías urinarias, el recto, entre otros (ya podrá el lector imaginarse). Algunos ejemplos de músculos que sirven para interactuar con el ambiente son las manos, las piernas, las cejas, las pupilas (al contraerse o dilatarse ajusta el foco óptico del sistema ocular, esto es: enfoca los objetos), entre otros. Así vemos que al hacer cosquillas, células del SNP son estimuladas y como respuesta, algunos músculos se mueven, uno se retuerce y si la sensación es demasiado intensa, la señal se transmite al cerebro para que uno emita risa, un grito o algún otro gesto que exprese que la cosquilla es muy fuerte. Pero aún no respondemos a la duda: ¿por qué no me puedo hacer cosquillas a mí mismo?



La respuesta, visto desde este entendimiento de los dos componentes del sistema nervioso, es bastante simple: el SNP está diseñado para responder a estímulos exclusivamente externos. Cuando uno se toca en una parte del cuerpo que posee múltiples terminales nerviosas del SNP, es como si la mano se tocase a sí misma, pues las células de nuestra mano son “las mismas” (las mismas que el cuerpo genera, no es que sean exactamente idénticas) que las de nuestra nuca, o nuestros pies; el SNP no puede responder ante un estímulo provocado por sí mismo. Es como cuando uno estornuda y se cierran los ojos, el estímulo de sacar cierto fluido en una explosión por la nariz tiene una respuesta completamente involuntaria, y el SNP ordena el cierre de los ojos sin que uno pueda, aún conscientemente de todo el proceso, querer mantenerlos abiertos. El SNP no puede responder ante estímulos que él mismo provoca.


Por último, hay una respuesta simple desde el punto de vista meramente electrostático, pues las señales que viajan a través del SNP al tocarnos, son desencadenadas por la acción de un campo electrostático, ¿cuál? Aquel que poseemos a lo largo de toda nuestra piel, aquel que es culpable de que recibamos un “toque” al acercarse lo suficiente a una fuente de energía eléctrica (espero el lector nunca se haya electrificado con el contacto de la pared, pues la descarga de éstos es lo suficientemente fuerte para provocar daños al corazón). Y este campo de fuerzas electrostáticas es tal que siempre posee la misma energía potencial en todo el cuerpo. ¿Energía potencial? Sí, la energía potencial es aquella energía disponible para cierto campo de fuerzas, capaz de desplazar objetos a través del espacio. En este caso lo que se desplaza por culpa del campo electrostático del cuerpo son las cargas eléctricas que se tienen sobre la piel, lo que implica que la energía potencial del campo electrostático siempre sea la misma en todo el cuerpo, por lo que no se transmitirá energía alguna al entrar en contacto el cuerpo de sí mismo.



En física esto de que una energía potencial de magnitud constante en todo el espacio, se le conoce como “equipotencial”, y un postulado básico de éstos, es que “las líneas de fuerza de un campo equipotencial siempre son perpendiculares a la dirección del movimiento de un cuerpo que interacciona con éste (campo de fuerzas)”. Palabras tan rimbombantes para decir que: si no se hace trabajo al mover algo, es porque eso que se mueve viaja en una trayectoria perpendicular a la fuerza que provoca un campo equipotencial. Y de manera más intuitiva: esta es la diferencia entre volar y correr. Cuando un coche rueda sobre una superficie plana, se mueve perpendicular a las líneas del campo de fuerzas gravitacional, que a su vez el campo gravitacional genera un potencial de energías que provocan la caída de todos los objetos que no tocan la superficie terrestre, por ende, las ruedas del coche son libres de avanzar respecto a la gravedad, tan solo las limita la fricción. Pero en el caso de un avión que está despegando, que ya no viaja perpendicular a la fuerza gravitacional, es afectado en su movimiento por la fuerza gravitacional y la fricción del aire, entonces decimos que al avión le cuesta más trabajo moverse al despegar que al recorrer la pista. En física esto es: que el campo gravitacional genera trabajo (sobre el avión). Siendo el campo electrostático del cuerpo análogo al gravitacional, entendemos que tocarse la nuca con las manos es como mover una rueda por el piso, sin saltar y sin fricción: “no cuesta trabajo”. O mejor dicho: “el campo electrostático de la piel del dedo no genera trabajo sobre la piel de la nuca”. Y sin trabajo ejercido, no hay estímulo, sin estímulo, no hay reacción, no hay cosquillas.

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